lunes, 30 de octubre de 2017

Crónica porteña con Christian Montenegro

Monedas antiguas de argentina, pines del Boca y del River mezclados en la misma caja. Era domingo, y caminando entre los puestos de la feria de San Telmo el cielo se volvía cada vez más gris. ¨Es que no va a mejorar esto¨, ¨A ver si no se suelta la lluvia y se cancela el encuentrito¨, pensaba mientras escarbaba entre las baratijas. La lluvia me agarró por la tarde en la Casa Rosada al lado del barrio de Mafalda. En el techo de cristal del museo de la antigua aduana, subterráneo en la parte trasera de la casa presidencial, veía que al agua caía como si se tratara del nuevo diluvio.

Recibí su mensaje un par de horas antes del encuentro programado; ¨Esta lloviendo terrible por acá. Por ahora no lo suspendo pero vayamos viendo . Te parece?, Christian.¨. ¨Acá también está malísimo¨. Le respondí, y al tiro me quedé sin señal. Pasó un rato y la cosa no mejoró, la lluvia seguía y la señal de mi teléfono estaba muerta. A pesar de que no tenía la seguridad de que mi encuentro con Christian Montenegro, el ilustrador que había admirado durante mi años de universidad, seguía en píe, salí de Casa Rosada con 40 minutos de anticipación. Ya tenía unos días en Buenos Aires y todavía no le encontraba la hora pico al Subte, a veces lleno, a veces desierto, No quería llegar tarde.

Entré 15 minutos antes a la librería del Fondo de Cultura Económica, el lugar donde Christian me había citado a las 19. ¨Si no aparece espero a que baje la lluvia y me voy al hostal¨, pensé, y al conectarme al wifi del fondo un mensaje en mi buzón sonó: ¨Voy saliendo, nos vemos. Saludos¨. Hacía unos 40 minutos que lo había escrito, me emocioné, seguro que no tardaba en llegar.

The creation, Christian Montenegro
Me senté y tomé un libro, no pude leerlo. Me quité la chamarra, hacía calor, estaba nervioso; ¿De qué hablaríamos?¿Podré reconocerlo?, hice un repaso mental de su trabajo y de las entrevistas que había leído a través de los años. Al voltear a la puerta noté que un tipo con un abrigo largo de estatura baja y pelo alborotado plegaba su paraguas. Me levanté y con la mano extendida lo llamé. ¨Mucho gusto, Salimos de acá, es que la calefacción está a tope¨, me dijo mientras algo ansioso se alborotaba el pelo con las mandos. Caminando entre las calles del barrio de Palermo Soho nos dirigimos a un bar.

Paredes con grafitis de íconos del pop, stickers pegados en las puertas, ventanas, sillas y mesas. Me dio la impresión de que este era un bar que Christian visitaba en sus años de estudiante. Entramos y nos sentamos en la mesa mejor iluminada, el bar estaba vacío. ¨Ché, mucho gusto, que bueno que estás acá¨, me dijo mientras pedimos una jarra de cerveza y unos pochos de maíz.

Alberto Breccia. Fotografías de Luis García.
De fondo sonaban canciones de Soda Sterio y de los Pixies, y mientras le pegamos un bajón a la cerveza me cuenta de sus inicios como dibujante, cuando teniendo solo 15 años aceptó ir a clases con un amigo de la familia. ¨Recuerdo que cuando entré a su estudio tenía un dibujo de un avión hecho a tinta del comic de Perramus. Usaba un papel de mierda, delgado y brilloso, pero hacía cosas increíbles con él¨. Ignoraba que aquel viejo era Alberto Breccia, el mejor dibujante de Argentina, y alguno de los mejores del mundo. Christian formó parte de la última camada de sus alumnos, un grupo de jóvenes, algunos amateurs y otros más experimentados, que asistían a clases semanalmente a su estudio. Lo describió como un maestro duro pero justo, él era el más joven de sus estudiantes. A su muerte , como se describe en este texto de Beatriz Lavandeira el grupo siguió activo, algunos de ellos hasta ahora. Formando la revista El tripero, donde autores como Didi Grau y Farnk Vega siguen publicando desde hace 20 años.

No. 0 del tripero, con portada de Ablerto Breccia, y No. 20, con portada de Christian Montenegro y contraportada de Daniela Kantor.
Breccia formó parte de una generación de dibujantes de referente en la Argentina, algunos de ellos con trabajo publicado en Europa. Etapa en la que editores italianos y porteños publicaron revistas como Misterix y Hora Cero, con el trabajo de Hugo Pratt, Solano López, y Alberto Breccia. Con escritores como Héctor German Oesterlhed creador de ElEternauta, comic de referencia en la Argentina. Christian señaló que a diferencia de aquellos años, los dibujantes ya no pueden dedicarse exclusivamente a los comics, la gente ha dejado de leerlos y cada vez se ven menos en los kioskos, por lo que muchos de ellos se están optando por mudarse al diseño gráfico comercial como un trabajo estable. Actualmente, editoriales como Común y Espacio Moebius, editan títulos apostando por autores jóvenes. Y algunas editoriales como Pequeño Editor, hacen lo mismo en el campo de los libros para niños.

Extracto de Perraums, de Alberto Breccia.
Alberto Breccia con su última camada de alumnos 1993. Christian Montenegro viste suéter negro con cuello de tortuga.
Christian estudió diseño gráfico en la Universidad de Buenos aires, una universidad totalmente gratuita, con poca infraestructura, pero con una sólida planta docente. Me contó sobre el tipo de educación que recibió, cargada hacia el desarrollo de conceptos más allá que el de la consolidación de un estilo. Según Christian, las cátedras se organizaban con grupos de alumnos numerosos, todos reunidos al mismo tiempo en un gran taller. Al inicio de la sesión se proponía un problema que era resuelto a través de sub-grupos bajo la asesoría de un profesor, para ser presentado de manera grupal una vez terminada la sesión. Todo se trabajaba muy conceptualmente, desde las ideas, mientras que el trabajo edición de imágenes, por lo general se hacía en casa.

Ilustración editorial para McKinsey on Financem, Christian Montenegro.
Ilustracion editorial para The Guardian, Christian Montenegro.
Extracto de su proyecto Siete pecados capitales, Christian Montenegro.

Christian resaltó la importancia de la creación de proyectos personales, aquellos en los que la libertad creativa es total, y que, en el mejor de los casos, servirán para conseguir encargos remunerados económicamente. Hizo referencia al libro 200 Años de bestias y otras maravillas argentinas. Realizado con textos de (Gabo Perro), ilustraciones de Christian y diseño editorial de Laura Varsky. El biombo 4 gatos, realizado con ilustraciones de Christian, textos de Didi Grau y diseño de Varsky. Dos increíbles ejemplos de proyectos auto-gestados.

Ilustraciones para libro 200 años de monstruos y maravillas argentinas. Christian Montenegro.
4 Gatos negros flacos, Ilustraciones de Christian Montenegro.
Dos jarras de cerveza vacías, la bandeja de pochos con migajas. Salimos del bar después de haber conversado por casi tres horas. Christian me acompañó a mi hostal, nos despedimos con un abrazo en la estación de bus que está frente a él. Al día siguiente recibí un correo de su parte, su número de teléfono junto a unas palabras ¨Hola Héctor: Realmente un gusto conocerte!. Te paso mis tel por cualquier necesidad. Que disfrutes tu estadia¨.

Escribí las impresiones de nuestra charla un par de días después; es de noche y estoy sentando frente al obelisco de buenos aires. Mis manos caladas por el intenso frío no pararán hasta escribir el mínimo detalle del encuentro. A mi lado una pareja pelea, frente a mi un tipo vende recipientes para el mate, ese ambiente tan porteño tiene un algo que no puedo describir. 


Gracias amigo si estás leyendo esto.

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