lunes, 11 de mayo de 2015
CARLOS CORONADO - Pintor Pápago
Desde una esquina alejada de la baranda, invisible, con un fanatismo casi anónimo; dibujaba al maestro, que trepado en su andamio, pintaba el friso frontal de su mural en la Biblioteca Estatal. - Ahí está Carlos - advirtió el grito viejo de una mujer ya entradas en años. Mucho fanatismo, poco conocimiento en la materia, pensé, mientras la arenga de señoras excitadas se acercaba a pocos centímetros del maestro para distraerlo de su trabajo.
-¿Carlos, cómo estás?, ¿Cuando vienes para la casa?, Pónganse para la foto con el maestro.- Él, con el carisma que lo caracteriza, respondía a todas las preguntas, se ponía para todas las selfies y, aunque en vano, trataba de explicar el significado del muro que estaba pintando.
Yo continuaba dibujando con fanático anonimato, de repente me sentí como Alma Reed, como cuando narraba como con singular admiración veía pintar un cristo rompiendo su cruz, a Orozco y sus murales en la Nacional Preparatoria de México. -¡Carlos, te están dibujando!-, gritó su ayudante. -¿Cómo, quién?- Preguntó el maestro... y unos instantes después me pidió mi cuaderno para verlo mientras seguía montado en su andamio.
-Tienes buena línea- Comentó mientras arreglaba el fleco de su cabello Pápago.
-Gracias, me gusta dibujar, pero cuando entro con color se complica todo- Le respondí.
-¿Cómo?, si el color es lo más fácil- Será fácil para usted, pensé, que ha pintado todo esto. -Tienes el negro en el centro y lo degradas hacia las orillas hasta formar los colores básicos; el amarillo, el rojo y el azul, puedes encontrar después en ellos todas las gamas imaginables-. Interesante, pero todavía complicado, pensé. Y mientras el seguía platicando sobre el color, sobre su oficio, sobre el mural frontal que había pintado hace 40 años; yo escuchaba con fanático interés. -Yo siempre dibujo a todos, a mi nadie me dibuja-, me dijo con una especie de tono agradecido, me gusta pensar que reconociendo que por lo menos le había hecho un mal boceto.
El pasado 30 de Abril el maestro Carlos Coronado Ortega realizó la firma que simbólicamente da por terminado el mural que había comenzado hace 40 años en la Biblioteca Pública Estatal de Mexicali. El evento lo acompañó una pequeña pero nutrida muestra de bocetos, pinturas y reflexiones que acompañaron al maestro en la empresa.
Los dibujos que acompañan esta entrada los realicé días antes de la inauguración, mientras el maestro daba los últimos retoques a su obra.
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