¿Por qué los argentinos son tan buenos para contar historias?, pensé cuando veía la película ¨Relatos Salvajes¨ de Damián Szifrón con música de otro capo argentino Gustavo Santaolalla. Y sumergido entre el humor, la acción, la sátira y la violencia de la cinta recordé que los últimos tres libros que había leído, sin querer, habían sido novelas gráficas de autores argentinos.
Para contestar la pregunta tendría que ser argentino o conocer a fondo las venas de ese país, pero con mis limitados conocimientos y, a la distancia, mi hipótesis de por que los argentinos son tan buenos para contar historias se basa en que viven en un país marcado por acontecimientos sociales de suma importancia y de los cuales los creadores argentinos y en especial porteños se han sabido nutrir para parir esas historias tan emocionantes.
Hoy, animado por el quilombo que la cinta armó en mi cabeza y escuchando el soundrack original que Santaolalla hizo para la película, quiero compartirles una breve reseña de estas tres novelas gráficas.
Conozco desde hace tiempo el trabajo de Jorge González (www.jorgeilustra.com), sin embargo no había tenido la oportunidad de leer alguna de sus novelas ya que son difíciles de encontrar por mis barrios del norte de México, por lo que cuando dí con este libro casi por casualidad, sin pensarlo mucho lo compré.
Los paisajes de la patagonia están magistralmente retratados en este libro. Escenarios terrosos, ausentes, evocadores y cargados de nostalgia, sirven de hilo conductor para construir una serie de pequeñas historias que se entrelazan y a la vez nos llevan hasta aquella querida patagonia; su colonización, la desaparición de sus pueblos originarios, el cambio en su geografía. Durante los capítulos del libro es evidente, tanto en diálogo como en dibujo, un sentimiento de añoranza, de algo que se va desvaneciendo irremediablemente por el castigo incisivo del tiempo. Es claro que la mano del autor que se auto exilió de su país hace más de 15 años extraña su tierra argentina.
Dear Patagonia es un goce para la vista. Es entrar en las viñetas y sentir que el viento que se retrata en ellas te golpea en la cara. Es recordar que cada día tanto en la patagonia como en México se pierde una palabra de nuestras lenguas originarias. Y como dice León Portilla; Cuando muere una lengua quedan espejos para siempre quebrados, sombras de voces para siempre calladas: la humanidad se empobrece.
El segundo material que recomendaré es La ciudad Ausente, adaptación de la novela a cargo de Pablo de Santis e ilustraciones del maestro Luis Sacafati, (Libros del Zorro Rojo, 2013). En realidad el orden de lectura exigía que esta recomendación fuera la última, pero quiero dejar lo mejor para el final.
No exagero al decir que podría pasar horas escudriñando en los confines de la red dibujos de Luis Scafati, me enamoré la serie ¨mambo urbano¨ cuando era estudiante, y desde entonces he sido un obsesivo de su material, por lo que no podré hablar más que maravillas de su trabajo en esta publicación.
La narrativa elegante, poética y de esencia porteña se hace presente todo el tiempo a lo largo de esta novela en la que un periodista se encarga de desenmarañar una serie de misterios irreales que ponen en riesgo la integridad de ¨la máquina¨ un ente supremo que se encarga de mantener el funcionamiento de un ambiente creado para construirse y resquebrajarse al capricho del autor.
Tengo que decir que no es una lectura facil de asimilar, incluso buscando algunas respuestas después de su lectura me encontré con reseñas que hacían evidentes mis sospechas: Piglia apuesta por construir a sus personajes en un juego de innovación, ruptura y sorpresa.
La última de la que quiero hablar, la que a mi parecer, es apenas un diamante que se desprendió de una corona y el cual pensé que nunca llegaría a mis manos. Dicha diamante viene en forma de dos relatos, mientras que la corona lleva el nombre de Perramus.
Sí, estoy hablando del maestro Alberto Breccia. Genio y figura del cómic argentino, quien firmó una de sus últimas obras con refinada maestría, que junto con los argumentos de Juan Sasturain, hacen de Perramus, una piedra angular del la narrativa gráfica universal.
Perramus. El piloto del olvido y El alma de la ciudad (re edición de Ediciones de la Flor, 2013) son los relatos de los que hablo y los que confirman casi al 100% mi teoría en la que los argenitnos son tan buenos para contar historias ya que se han sabido nutrir de los acontecimientos sociales que han azotado su país desde añales de la historia.
Perramus narra la historia de un prófugo, un anti-héroe, que elige olvidar el pasado para tratar de afrontar un nuevo presente. Animado por un grupo de activistas liderado por otro grande: Jorge Luis Borges, recurre irremediablmente a la oposición a la autoridad, clara cita a la dictadura militar, a la represión y acecho que sufrieron los argentinos durante la última dictadura de aquel país, que es retratada de manera magistral a través de los textos de Sasturian y los dibujos de Breccia.
Puertas se abren, se cierran, los personajes viajan, entran en conflicto, se contradicen. Perramus no es solo una increíble novela gráfica. Es también un documento tangible, cultural e histórico, hecho por sobrevivientes y en honor a los caídos durante ese sangriento capítulo de la historia argentina. Un documento que nos hace recordar, que como lo hicieron Oesterheld y tantos otros, hay cosas por las que vale la pena luchar.
Así que ya saben que ni Messi, ni los Kirchner ni Maradona: Breccia, sasturain, Piglia, Scafati y González.
Y para que también se animen les dejo el trailer de ¨Relatos salvajes¨ de Damián Szifrón.
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